Kobido
El masaje facial Kobido: un tratamiento revolucionario y transformador a largo plazo
¿Qué es el masaje facial Kobido?
Dentro de los tratamientos estéticos, existen múltiples métodos, consejos y técnicas para mantener un cutis radiante sin recurrir a la cirugía. Uno de los más eficaces es el masaje facial Kobido, que relaja los músculos faciales, reafirma la piel, estimula la producción de colágeno y mejora tanto el drenaje linfático como la circulación sanguínea. El rostro luce más luminoso, revitalizado y visiblemente rejuvenecido.
El masaje Kobido es una técnica ancestral japonesa que combina movimientos de masaje con principios de la medicina tradicional oriental. Se aplica en el rostro, cuello, hombros y parte superior del pecho, y es reconocido por su potente efecto rejuvenecedor. Su particularidad radica en la combinación de movimientos rápidos, profundos, rítmicos y precisos, alternando con maniobras suaves y envolventes. Esta secuencia estimula el sistema nervioso, reactiva la circulación sanguínea y linfática, tonifica los músculos faciales y favorece la eliminación de toxinas.
Beneficios del Kobido
El masaje Kobido ofrece numerosos beneficios. Proporciona una profunda relajación al sistema nervioso, lo que lo convierte en un excelente aliado contra el estrés, el insomnio, la fatiga y los dolores de cabeza. El trabajo sobre la parte superior de la espalda y el cuello libera tensiones acumuladas, abre la respiración y relaja los hombros. Las técnicas de acupresión aplicadas en el cráneo y alrededor de los ojos alivian la tensión ocular y pueden disminuir el dolor causado por el bruxismo o la mandíbula apretada.
Gracias a la mejora de la circulación sanguínea en la zona facial, este masaje ayuda a mantener la elasticidad y tonicidad de los músculos, reduciendo la aparición de líneas de expresión y arrugas. También contribuye a devolverle al rostro su luminosidad natural.
¿Con qué frecuencia se recomienda?
Para resultados óptimos, se recomienda realizar un ciclo de 10 sesiones, a razón de dos por semana, seguido de sesiones de mantenimiento cada 15 días o una vez al mes, según las necesidades de la piel.