Lo ideal es hacer una sesión al mes para mantener el cuerpo, tanto como medida preventiva como para permitir que el cuerpo se suelte. Dependiendo del tipo de tratamiento que necesite, al principio tendrá que realizar sesiones más frecuentes y luego espaciarlas. El cuerpo es una máquina y si no lo desincrustamos, con el tiempo se atascará y correrá el riesgo de estropearse. En otras palabras, prestemos atención a nuestro cuerpo e intentemos escuchar lo que tiene que decirnos. Lo que no circula bien dentro acabará saliendo fuera.

Al igual que el cuerpo, el rostro necesita cuidados, e incluso más en función del resultado deseado.
Nos enfrentamos constantemente a emociones, líneas de expresión, cremas, el sol…
Para ello, hay que estimular el rostro y darle luminosidad, rellenar los «huecos» y reforzar la barrera cutánea.
Se recomiendan curas para obtener mejores resultados y a largo plazo.
Los tratamientos corporales y faciales pueden combinarse.